¿Qué pasa con los “chavorrucos”? – Marisa Escribano
Según el Centro de Investigaciones Sociológicas de España, a los 27 años un joven deja de serlo para convertirse en adulto.
Todos tenemos una edad cronológica y una subjetiva. La cronológica son los años cumplidos, mientras que la subjetiva corresponde a la edad de como uno se siente. Es justo aquí donde a veces entran las discrepancias, cuando la forma de vestir y actuar no corresponde a la edad cronológica; es decir, cuando un hombre o una mujer imita la forma de vestir de los adolescentes.
A todos nos cuesta trabajo aceptar que los años pasan y que todo cambia, desde nuestra fisonomía hasta nuestra manera de pensar y ver la vida. Pero parte del crecimiento y de la madurez es aceptar y adaptarse a cada etapa, de lo contrario podemos estancarnos y acabar haciendo el ridículo.
Sin embargo, no hay que confundir el actuar conforme a una edad que no tenemos, con la jovialidad, la alegría de vivir y de tener una actitud positiva, atributos muy buenos para tener calidad de vida.
La clave para aceptar la edad es la capacidad de disfrutar y valorar cada día, cada etapa, independientemente de los años que se tengan. Así que deja de angustiarte por los años que pasan, porque lo único importante es cómo los vivas tú, y esto depende totalmente de ti.
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