Tema 1: Dialogar en familia
En años recientes, ha proliferado la idea de que hombres, mujeres, niñas y niños podemos ser felices con solo cambiar de actitud como si todo dependiera de un deseo mágico.
A partir de ello han surgido libros de autoayuda, cursos de coaching para la felicidad que básicamente tratan de promover la idea de que la felicidad es una cuestión de actitud.
El peligro es que esta felicidad que algunos llaman toxica no es otra cosa más que la negación, minimización e invalidación de la experiencia emocional.
Con frases tan simples como: “Todo está en la mente” “Hay que pensar positivo” “Encuentra tu centro de amor y energía” nos venden la idea de que si estamos mal es porque estamos vibrando bajo, que nos hemos dejado atrapar por la tristeza y el enojo.
El asunto es el siguiente: la felicidad por sí misma no es mala, lo que puede ser dañino es nuestro empeño en ser felices a toda costa aun cuando ello implique negar la realidad. En este sentido la felicidad de la familia inicia por reconocer y aceptar lo que está ocurriendo, para luego trabajar en ello por muy fuerte que la situación sea.
No basta poner una sonrisa postiza porque a veces hay que llorar, expresar el enojo, manifestar la tristeza y hasta aprender a aguantar la incomodidad como familia para poder entonces comenzar a construir un poco de bienestar.
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