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FAMILIA

Crianza con amor y disciplina sin violencia

Hola este sería mi conentenido

Disciplina sin violencia y crianza con amor

¿Sientes que la presión y las emociones te rebasan al disciplinar a tus hijos? ¿Necesitas aprender a controlar tu enojo?

A nuestros hijos e hijas muchas veces les damos “nalgadas” como un recurso disciplinario. Otras veces lo hacemos porque son los únicos con quienes podemos descargar nuestra ira y frustración.

Cualquiera que sea el motivo, necesitamos comprender que el castigo corporal no es, no ha sido, ni será jamás el medio para educar a los niños y las niñas.

Ninguna niña, niño o adolescente, igual que ningún adulto, debe ser maltratado física ni mentalmente. Para ello, debemos de estar plenamente convencidos de que la crianza y la convivencia pueden lograrse de manera pacífica.

Distorsiones cognitivas

Cuando estamos enojados con nuestros hijos, a veces éstos pueden llegar a hacer ciertas cosas para hacernos enojar más. Por ejemplo, despertarse hasta que les levantamos la voz, no recoger su habitación, no sacar ni alimentar a la mascota que tanto nos pidieron de cumpleaños, etc.

Tanto ellos como nosotros creemos que queremos llevar la contra, sin embargo, a veces estas creencias son malinterpretaciones o distorsiones cognitivas. Es decir, formas erróneas de percibir la realidad, que se generan por las emociones que nos rebasan.

Por eso, antes de concluir que tus hijos te quieren ver enojado y que están haciendo todo para sacarte de tus casillas, considera que podría ser que el enojo los está haciendo magnificar la situación.

Cero golpes (Parte 1)

Por Guadencio Rodríguez, Psicólogo, Psicoterapeuta y autor del libro “Cero golpes”  

Quien golpea para enseñar, sólo enseña a golpear: transmitimos muchos mensajes negativos física, psicológica y culturalmente. Agredir el cuerpo de un niño o una niña es un mensaje muy peligroso.

“Autoridad” significa ayudar al otro a crecer, a ser mejor persona; en cambio, el autoritarismo es la distorsión y el mal uso de la autoridad. En la familia, un estilo autoritario lo reflejamos en prácticas de disciplina basadas en el monopolio y abuso del poder, donde todo lo que le digo y exijo a un niño parte del interés, de la motivación y la expectativa del adulto de lo que él cree que el niño tiene que ser o hacer, y no en función del niño.

Cero golpes (Parte 2)

Por Guadencio Rodríguez, Psicólogo, Psicoterapeuta y autor del libro “Cero golpes”  

¿Por qué golpeamos a los niños? La respuesta es: porque a nosotros nos pegaron nuestros padres, cuidadores y profesores, y nadie me dijo que pegar estaba mal. En realidad, cuando golpeamos a un niño para educarlo no estamos formando habilidades ni transmitiendo principios.

¿Qué necesitamos los padres y las madres para dejar de pegar y de utilizar métodos arbitrarios y perjudiciales? Es un hecho que siempre los papás y las mamás hacemos lo mejor que podemos con las habilidades y recursos que tenemos.

Los adultos de ahora fuimos educados por una generación que utilizó métodos arbitrarios con un buen monto de autoritarismo, y ésa fue nuestra escuela.

Violencia contra niños, niñas y adolescentes: UNICEF México

Por Leonardo Mier, Oficial Nacional de protección de UNICEF México

Se dice que la violencia contra niñas, niños y adolescentes tiene muchas causas, y que con el tiempo se normaliza y acepta socialmente.

En primer lugar, las niñas, los niños y adolescentes por su edad, y porque principalmente los agresores pueden ser miembros de su familia más cercana, tienen pocas posibilidades de denunciar porque muchas veces resulta que es el agresor el mismo que tendría que protegerlos.

Y, en segundo lugar, hay también miedo a denunciar por temor a sufrir represalias por parte de ellos o de algún otro integrante de la familia.

Aún perdura una visión adultocéntrica con relación a las niñas y los niños, y muchos padres y madres todavía consideran a los hijos como si fueran objetos de su propiedad y, por ello, los consideran seres inferiores de quienes les está permitido abusar.

Muchas personas creen que la disciplina violenta o educar a los hijos con golpes es efectivo porque así fuimos educados en nuestras casas.

Sin embargo, de lo que no nos damos cuenta es de que, al final, lo que en realidad estamos haciendo es darle la bienvenida a la violencia en nuestros hogares.

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