¿La rivalidad y la envidia forman parte de la naturaleza humana?
La rivalidad la aprendemos en la infancia, con la llegada del primer hermano o hermana, al darnos cuenta de que competimos con otros por el amor de mamá y de papá. Por eso, rivalidad, envidia y competencia son tres palabras que van de la mano y que podemos poner en el mismo paquete: competimos y rivalizamos por obtener reconocimiento, por ser vistos y valorados, por ser los mejores, los más amados.
En la vida necesitamos la mirada y la aprobación de los demás, pero sobre todo de aquellos que nos ayudan a definirnos, como nuestros padres, mentores, jefes o figuras de autoridad, para quienes queremos ser indispensables y reconocidos.
Los padres, las madres y los maestros son quienes fomentan la competencia y la rivalidad entre hermanos a través de las comparaciones, y más tarde con la exigencia de una vida competitiva basada en resultados, a la que todos estamos expuestos de manera casi permanente.
Las personas que viven todo el tiempo comparándose con los demás acaban volviéndose destructivas, al dejar de ver lo bueno que hay en ellas mismas, y deseando siempre algo que creen no tener o que no pueden lograr.
Por eso es importante que recordemos aquella famosa frase: “La vida es un viaje, no una competencia”.
Marisa Escribano nos habla más al respecto en el siguiente video.
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