Placer en la pareja
Si bien es cierto que el placer es responsabilidad de cada persona, no podemos dejar de lado la interacción que establecemos con nuestra pareja.
El placer compartido no se reduce al coito o a tener o no orgasmos, el placer es mucho más que eso, se trata de cómo nos compartimos, nos comunicamos y nos enriquecemos con estas experiencias. No se trata sólo de hablar de la vida sexual de la pareja sino de todo lo que hay alrededor de la misma, ¿nos comunicamos bien? ¿nos sentimos cómodos y en confianza? ¿hablamos de lo que nos gusta? ¿es posible tener una vida sexual placentera si en lo cotidiano no estamos tan bien?
Como veremos, se trata de mucho más que acabar con la rutina, es ir más a profundidad de nosotros mismos para compartirnos después en pareja
Sexualidad e inteligencia erótica
El estudio “Sexualidad e inteligencia erótica de los mexicanos”, realizado en 2012 por la Asociación Mexicana de Agencias de Mercado e Investigación revela entre otras cosas que a los mexicanos no nos gusta hablar de estos temas en casa, que los encuentros sexuales son poco frecuentes y que además casi todos carecemos de prácticas eróticas, concentrándonos sobre todo en una sexualidad cumplidora pero no necesariamente placentera.
¿Qué es lo que estamos entendiendo por erotismo? Según las respuestas del estudio, los mexicanos asociamos este término con el uso de cierta ropa, maquillaje, coqueteos, besos o caricias, así como un ambiente físico: aromas, alimentos, música, pero el erotismo va más allá de los escenarios y los juguetes sexuales; se trata de disfrutar con la pareja, de permitirnos jugar, de reconocernos en una intimidad compartida.
En las relaciones de pareja es común que se disfrute el orgasmo antes que el disfrute en la relación y casi siempre estos encuentros dejan de tener importancia y no hay un espacio y tiempo dedicado solo a la pareja. Según la encuesta, el 65% no tiene encuentros planeados con su pareja, otros lo consideran una ocasión normal y para el mínimo porcentaje se trata de un momento especial.
Derecho al placer
El derecho al placer es un concepto reciente y es consecuencia de hablar sobre la salud sexual. En 1974 la Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó los temas de educación y tratamiento en materia de sexualidad humana y en 2002 este organismo empieza a elaborar las definiciones sobre la salud sexual que se publicaron en 2006 y fueron actualizadas en 2010.
En el informe “La salud sexual”, se definió como la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor.
En esta definición está implícita la capacidad de las personas de disfrutar de una vida sexual satisfactoria, sin riesgos y con la libertad para decidir procrear. Por lo que toca a la salud sexual, es fundamental mirarla desde sus implicaciones en el bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad.
Los besos y su importancia en la relación de pareja
Los besos son el preámbulo para muchos de los encuentros que tenemos con la pareja, no solo son una manera de dar la bienvenida, también son una manera de reconocernos y de sentirnos amados.
La filematología, es la disciplina que se encarga de investigar todo sobre los besos, su origen, su evolución a lo largo de la historia y las reacciones físicas o mentales que provoca, por mencionar algunos ejemplos.
Los besos nos estimulan, nos conectan, nos hacen perder el sentido del tiempo. Sin embargo, muchas parejas dejan de besarse, quizá porque la relación se convierte en algo menos pasional o porque los besos se vuelven costumbre, ¿serán los besos necesarios para mantener encendido el deseo?
Experiencias Eróticas Enriquecidas
En su libro “Las alas del placer”, David Barrios explica que en la sexología integral se emplean las experiencias eróticas enriquecidas, originalmente creados por Masters y Johnson como “Sensate Focus”, por Helen Kaplan son denominadas “Pleasure” y llamadas “Experiencias estructuradas” por Juan Luis Álvarez-Gayou.
Lo que proponen estas experiencias es sacar a la pareja de la rutina de los encuentros sexuales que se concentran solo en lo genital. No es un trabajo de una sesión, sino que se trata de un proceso de reconocimiento en el que las actividades son sensoriales y placenteras porque se estimula la sensibilidad en la piel, se amplía el acervo de caricias y dejamos de pensar que el motivo principal de los encuentros es llegar a el orgasmo.
Además, se suprime la urgencia del coito y se crean simbolizaciones importantes, acordes con las percepciones que sensorialmente capta el organismo. Esto nos permite reinventarnos, conocer otras maneras de interactuar sexualmente y claro, contribuye a revitalizar el vínculo erótico, ¿crees que la forma de relacionarnos sexualmente puede cambiar?
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